martes, 23 de noviembre de 2021

4° ESO: Modernismo.

  Con el Modernismo y la Generación del 98 se abre la literatura del siglo XX. La fecha de 1898 -el año de "desastre colonial"- o bien la de 1902 -comienzo del reinado de Alfonso XIII- marcan el inicio de una época de brillantez literaria.

¿Qué acontecimiento histórico influye en la literatura de finales del siglo XIX?

     En 1898, se produce el llamado desastre, España pierde los últimos restos de su imperio colonial: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. España era un país atrasado, había perdido el tren del progreso que estaba dinamizando a las grandes potencias europeas. La sociedad, predominantemente rural, estaba muy alejada del nivel de industrialización europeo. La agricultura no permitía alimentar a la población y, para sobrevivir, mucha gente tuvo que marchar a las grandes ciudades o incluso emigrar a América.
     La enseñanza fue uno de los factores decisivos en el proceso de renovación de la cultura en todos sus órdenes. La Institución Libre de Enseñanza, fundada en 1882, por Francisco Giner de los Ríos, promulgó la enseñanza como cultivo de la personalidad a través de la observación, el espíritu crítico, la sensibilidad y los intereses morales. De este modo, hacia 1890 surgen propuestas literarias de intención renovadora, como el Modernismo y la Generación del 98. 



¿Qué es el Modernismo?

     El Modernismo resultó como reacción al espíritu utilitario de la época, contra el industrialismo que lesionaba, incluso, al ser humano. Frecuentemente los escritores expresarán su oposición o alejamiento al sistema; el mismo Rubén Darío decía: "yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer". Fue un movimiento artístico con un objetivo fundamental: la búsqueda de la belleza, el arte por el arte. 

     En arquitectura un claro ejemplo lo encontramos con Gaudí.

¿Por qué surge el Modernismo?

     En esta línea de surgir como movimiento de reacción, hay que tener en cuenta que los autores hispanoamericanos querían hacer una literatura en español original, que se diferenciara de la literatura de España. Sus principales iniciadores fueron José Martí, Asunción Silva y Rubén Darío, entre otros.

¿Cuándo surge y hasta cuándo dura?

     Surge en 1888 con Azul de Rubén Darío y acaba en 1916 con Diario de un poeta recién casado de Juan Ramón Jiménez.


¿Qué influencias caracterizan al Modernismo?

     El Modernismo se caracteriza por ser un arte sincrético, es decir, el resultado de diferentes raíces literarias:

- La influencia francesa. Junto a la huella de los grandes románticos, como Víctor Hugo, dos corrientes marcan la pauta: parnasianismo y simbolismo.

El parnasianismo es "El arte por el arte", es decir un culto a la perfección formal, el ideal de una poesía serena y equilibrada, el gusto por las líneas puras y "escultóricas", además de una preferencia por temas como son los mitos griegos, los ambientes orientales y exóticos, lo medieval...

El simbolismo es un arte que propone sugerir todo cuanto esté oculto en el fondo del alma o de las cosas. Para los simbolistas, la realidad encierra significaciones profundas, símbolos que el poeta descubre y transmite al lector. Por ejemplo, el ocaso como símbolo de decadencia o muerte; el camino como símbolo de vivir, etc.

- La tradición española. Ya hemos comentado que el Modernismo fue una reacción contra el espíritu utilitario de la época, de ahí el rechazo al Realismo literario por ese apego a la realidad que le caracterizaba. En cambio, el Modernismo va a recuperar la influencia de Bécquer; de él arranca una veta intimista y sentimental que reconocerán los poetas modernistas. El retorno a las raíces españolas se incrementará a partir del 98, con la Generación del 98.

- Otras influencias extranjeras. De Norteamérica, se admira a autores como Edgar Allan Poe, Walt  Whitman...; de Inglaterra a Oscar Wilde; de Italiza a D´Annunzio, etc.

¿Qué temas tratan los textos modernistas?

Los temas más frecuentes:

-Una desazón romántica. EL Modernismo tiene una "filiación romántica". Son  notables las afinidades: malestar, rechazo, sensación de desarraigo, de soledad... De esto, la presencia de lo otoñal, de lo crepuscular, de la noche; de la melancolía, hastío, tristeza y angustia, que revelarán ese malestar romántico de quienes se sienten insatisfechos del mundo en que viven. 
-El escapismo. Al igual que en el Romanticismo, está presente la evasión, pero ahora la evasión se caracteriza por una elegancia exquisita. En los textos aparecen dioses, ninfas, vizcondes y marquesitas, castillos, jardines perfumados, cisnes y libélulas, flores de lis y de loto...; todo ello responde a la necesidad de soñar mundos de belleza en los que refugiarse.
-El cosmopolitismo. Desembocó, sobre todo, en la devoción por París: sus cafés, los bohemios... Está ligado con lo anterior, en cuento a ser un aspectos más de la necesidad de evasión, del anhelo de buscar lo distinto.
-El amor y el erotismo. En la temática modernista también están presentes los contrastes, por un lado el amor delicado y la idealización de la mujer, acompañado del erotismo con descripciones sensuales y evocaciones exóticas.
-Los temas americanos. Los temas indígenas aparecerán, por un lado como un modo más de evasión hacia el pasado, y, por otro, será una manera de buscar las raíces de una personalidad colectiva.
-Lo hispánico. Hay un acercamiento o sentimiento de solidaridad de los pueblos hispánicos frente a la pujanza de los Estados Unidos. Rubén Darío es el ejemplo con Cantos de vida y esperanza, en que exalta lo español como un acervo de valores humanos y culturales frente a la civilización yanqui.

¿Cómo es la estética o la expresión de los textos modernistas?

     La armonía, la perfección y la belleza son las raíces de la estética modernista. Decía Juan Ramón Jiménez que el Modernismo era "el encuentro de nuevo con la belleza, sepultada durante el siglo XIX por un tono general de poesía burguesa". Algunos de los rasgos de la estética modernista son:

-Búsqueda de valores sensoriales. Es una literatura de los sentidos. Un paisaje, una mujer, una melodía... es fuente de goce para el oído, para la vista, para el tacto. De ahí, la presencia de la sinestesia: "es de oro el silencio", "una caricia rosa" o "melodiosos oros"). 
-El color y el sonido. Son riquísimos los efectos plásticos ("diosa blanca, rosa y rubia hermana") y los sonoros (la voz robusta de las trompas de oro... la victoria de tu risa"). En los recursos fónicos, predomina la aliteración: "está mudo el teclado de su clave sonoro". 
-El léxico se enriquece con cultismos y adjetivación ornamental. 
-El verso preferido es el alejandrino. De influencia francesa, el dodecasílabo y eneasílabo. También fueron usados los versos consagrados, como el endecasílabo y el octosílabo. 
               
¿En qué se diferencia el Modernismo hispanoamericano de cuando llega a España, es decir, del Modernismo español?

El Modernismo español:

  • No trató tanto los temas mitológicos y orientales, ni la poesía fue tan descriptiva ni sensorial como la del Modernismo hispanoamericano.
  • El exotismo de las culturas lejanas fue sustituido por un “exotismo español” (el folklore andaluz, la Galicia preindustrial de principios del XIX o los paisajes de la Castilla atrasada de comienzos del XX).
  • Los mejores textos fueron los inspirados en el Simbolismo: intimistas, melancólicos, con temas universales como la soledad o la vida.
  • Autores: Manuel Machado, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, entre otros. 

Rubén Darío


     El precursor del Modernismo Hispanoamericano fue el cubano José Martí, pero la publicación de Azul (1988) de Rubén Darío marcó un momento decisivo en su desarrollo.


     Rubén Darío nace en Nicaragua (1867-1916) y pertenecía a una antigua familia criolla.

¿Qué momento de la vida de Rubén Darío va a ser decisivo para plasmarlo en Literatura a través del Modernismo?

 En 1883 viaja a Chile y este hecho fue decisivo en su vida, porque significó el encuentro con la modernidad hispanoamericana. Entra en contacto con un mundo de prosperidad, de lujo y riqueza, que parece afectarle de manera decisiva para que creara esa poética. Chile era el lugar de inversiones internacionales y su puerto era clave de intercambios comerciales. Todo este "nuevo mundo" lo ve Rubén Darío y le impresiona de tal forma que considera que los sueños pueden ser objeto artístico que recompensa esa realidad que no se tiene. Ese contacto con el lujo inasequible es lo que le va  a hacer sentirse mal con el mundo y lo va a plasma en Azul: búsqueda del ideal y a la vez del fracaso. El mismo título es una muestra del arte simbolista de la sugerencia, ya que evoca el misterio, el ideal y la pureza. 

¿Con qué obra consigue Rubén Darío alcanzar lo más alto del Modernismo?

La posterior obra, Prosas profanas (1896), establece el paradigma del aristocratismo y la artificiosidad alcanzado por la búsqueda de la belleza. Darío conoció a Verlaine, a Alejandro Sawa, poetas bohemios, que le ayudaron a alcanzar un mundo estético donde los símbolos ocupaban un lugar predominante. 

¿Cómo influye el desastre del 98 (1898) en la producción literaria de Rubén Darío?

Cantos de vida y esperanza (1905) es a la vez su obra más conocida y valorada, y testimonio del desengaño final, tanto vital como poético. Darío la publica tras la derrota española del 98. En esta derrota, Rubén Darío sintió que tenía que ponerse del lado de España e incluso incurrir en la búsqueda de la identidad entre el pueblo hispanoamericano y España frente al triunfo de los Estados Unidos. Este intento de arraigo con el pasado, hace que su poesía se despoje en buena parte de la retórica o estética que la había caracterizado en sus anteriores obras. Este cambio lo manifiesta incluso en la figura del cisne, que pasó de simbolizar la poesía aristocrática a ser un interrogante hacia el futuro. El libro se inicia con una autobiografía poética, donde versos como los siguientes, son muy reveladores de este cambio:  "Yo soy aquel que ayer no más decía / el verso azul y la canción profana...

"Sonatina" de Prosas profanas

La princesa está triste… ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe del Golconsa o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nulumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
La princesa está triste. La princesa está pálida…
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
La princesa está pálida. La princesa está triste…
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

¡Calla, calla, princesa dice el hada madrina,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte ,
a encenderte los labios con su beso de amor!

"Venus"


En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.
En busca de quietud, bajé al fresco y callado jardín.
En el oscuro cielo, Venus bella temblando lucía,
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.

A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,
que esperaba a su amante, bajo el techo de su camarín,
o que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría,
triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.

«¡Oh reina rubia! -dije-, mi alma quiere dejar su crisálida
y volar hacia ti, y tus labios de fuego besar;
y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida,

y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar.»
El aire de la noche, refrescaba la atmósfera cálida.
Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.


“Lo fatal”Cantos de vida y esperanza (1905, al cuidado de Juan Ramón Jiménez).
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...


En 1896, declaraba: “En verdad, vivo de poesía. Mi ilusión tiene una magnificencia salomónica. Amo la hermosura, el poder, la gracia, el dinero, el lujo, los besos y la música. No soy más que un hombre de arte. No sirvo para otra cosa…”
En 1913, su salud es cada día más precaria, sobre todo debido a abusos alcohólicos: “El estado moral o cerebral mío, es tal que me veo en una soledad abrumadora sobre el mundo. Todo el mundo tiene una patria, una familia, un pariente, algo que le toque de cerca y le consuele. Yo, nada. Tenía esa pobre mujer –y mi vida, por culpa mía, de ella, de la suerte, era un infierno-. Y ahora, la soledad. Apenas el trabajo logra por momentos, quitarme la dura preocupación. ¡Mi misma fe es tan a tientas! Sea lo que Dios tenga dispuesto”.


Juan Ramón Jiménez

            Juan Ramón Jiménez comenzó a escribir con 17 años, por lo que su primer contacto con la poesía vino de la mano del Romanticismo de Bécquer y del Modernismo, de hecho, en sus primeros libros imitó la poesía de Rubén Darío.
           
Etapas de su poesía:

·         Primera etapa (1898-1915). En esta primera etapa el autor lleva a cabo una búsqueda de la belleza a través de los colores, los aromas y todas las cualidades sensibles de los objetos. Muy pronto se da cuenta de que esa belleza exterior sensible no es permanente porque es destruida por el paso del tiempo. El símbolo principal de esta belleza eterna es la rosa. Su obra representativa: La soledad sonora.
·         Segunda etapa (1916-1936). El autor se propone buscar algo más duradero y profundo que la belleza exterior descrita en la anterior etapa. Ese algo es la esencia de las cosas, formada por la belleza interior y por el bien que hay en ellas. La esencia es algo abstracto que no se puede percibir por los sentidos sino por la inteligencia. En esta búsqueda del conocimiento se va construyendo un nuevo yo y deja a un lado lo que la vida tiene de anecdótico, los acontecimientos, las amistades, etc. El símbolo en esta etapa es el mar. Su obra representativa: Diario de un poeta recién casado.
·         Tercera etapa (1937-1958). El poeta ha podido construirse un nuevo yo, pero éste es muy abstracto lo que le hace sentirse solo e incomunicado. Se da por tanto una búsqueda de la eternidad donde el poeta se ve influido por la mística cristiana y el Budismo. Su otra representativa es Dios deseado y deseante.

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